Meditación para llamar a los guìas
En la Biblia tanto en el antiguo como en el nuevo testamento está escrito: “Amarás el Señor tu Dios, sobre todas las cosas, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu pensamiento, y con toda tu fuerza” Esta frase es un método para llamar a los guías.
Usando esta frase vamos a desarrollar lo que quiere decir, amarás al Señor tu Dios , con todo tu corazón, con toda tu alma, para ver que se puede amar a Dios no sólo como se ama normalmente, sino que, se puede amar con el corazón, con el alma, con el pensamiento y con la fuerza. Abrir la oración, y cuando la oración es justa, cuando tienes estos cinco elementos, puede llegar hacia ellos para llamarlos, y vamos a ver las señales que llegan de ellos.
La primera cosa que es la ley, es que no podemos dar ,si no podemos recibir, y muchas veces tenemos un tapón en la parte trasera, a la altura del corazón, la parte que recibe el amor (un pequeño detalle de nada) pero quizá antes de hacer eso, deberíamos abrir el tapón, pues es fácil dar amor,pero es mucho más difícil recibirlo. Y la primera cosa para poder contactar con ellos es de ser capaz de recibir.
Os pido simplemente de comprobar si con el dedo, detrás ( en el centro de la espalda a la altura del corazón), han sentido este punto en la columna vertebral, es un punto que sentimos menos, y cuanto menos lo sentimos, más quiere decir que tenemos un pequeño tapón al recibir el amor. Porque el amor del corazón lo vamos a dar por delante y recibirlo por detrás. Entonces es importante abrir esto.
Vamos a intentar de concentrarnos en este punto, pues es desde aquí que realizamos la llamada. Sencillamente llegan a sentir que está un poco cerrado aquí, llegan a sentir que no está muy abierto, o está abierto ¿Cómo está éste punto de atrás? Duro, frío , un poco cerrado. Así que vamos a tomar un destornillador sutil para abrirlo,Ok?
Vamos a cerrar los ojos y nos concentramos en este punto de atrás, y realizamos una respiración profunda.
Nos concentramos en este punto de atrás, para abrir este punto.
Voy a inspirar profundamente para que el aire que voy a inspirar pueda ir a ese pu to de atrás.
Inspiro fuerte y voy a repetirme un palabra mágica: “Me Amo” “ Me Quiero” “M’estimo”. Es un poco difícil, pero intento ser, parecer verdadero, convincente… Más fuerte, más fuerte aún, y en cada respiración me voy a repetir ME QUIERO, intento creérmelo . Llegan a sentir algo que está sucediendo detrás, algo que se abre,como si fuera una llave que está abriendo una puerta.
¿Qué es esta puerta que estoy abriendo? Es la puerta de mi alma. Tomo una gran respiración.
Me siento que no estoy solito, como si no estuviera solo. Hay una presencia que me está observando, una presencia que me mira.
Respiro, y dejo que con la respiración este punto se haga más grande, se alargue, se ensanche, pues.. amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y pasamos a toda mi alma .
Amo a Dios con todo mi corazón y con toda mi alma. Y llamo a mis guías, llamo aún más fuerte con toda mi alma.
Respiro, no sé si llegan a sentir sobre la piel, la sensación de que alguien me está acariciando la piel.
Una presencia me está acariciando, mi piel está vibrando.
Hago una respiración profunda.. y dejo entrar en mi corazón esta presencia, dejo entrar dentro de mi, no tengo nada que esconder, e intento subir hacia mi conciencia, hacia mi cabeza.
Quiero de verdad ponerme en contacto, intento poner toda mi voluntad, toda mi fuerza, mi inteligencia para comprender el mensaje d ellos guías… Amarás al Señor tu Dios, con toda tu inteligencia.
Es un despertar de la conciencia, veo las cosas más claras, más sencillas, más ligeras.
Intento comprender el mensaje de mis guías. Y ellos me permiten ver mi vida de forma más sencilla… dan un sentido a mi vida.
Pongo mis manos en alto, pongo mis manos hacia arriba… para llamarlos y hacer bajar dentro de mi la comprensión que ellos tienen. Bajo las manos lentamente…lentamente para hacer bajar esta calidad.
Para que baje dentro de mi como el humo del incienso. Los dejo bajar siempre más… los dejo bajar hasta los pies.
Realizamos una respiración profunda… y siento que esta respiración, mi respiración es diferente. El aire es diferente, hay algo más ,es también como si esa calidad entrara también por mi nariz.
Pongo las manos sobre mis caderas…Amarás al Señor tu Dios con toda tu fuerza. Intento poner fuerza en lo que aprendí… a lo que descubrí, ponerlo en acción, en movimiento.
Intento dar fuerza, más fuerza…me voy a cargar de fuerza, porque Dios es fuerte. Dejo mi cuerpo moverse, dejo mover las espaldas, los brazos.
Pongo las dos manos sobre el corazón, para agradecer lo que he vivido… siempre agradecer.
Realizamos una respiración profunda y dejamos venir un sonido de la boca… Ooomm… Ooomm.. Ooomm
Pedimos a nuestra conciencia que esta puerta que se ha abierto hoy, siga siempre abierta, que esta puerta que se abrió que no se cierre.
Realizamos una respiración profunda, y vamos a añadir la presencia de nuestro cuerpo, sin perder nada..solamente añadir.
Es bonito sentir este agradecimiento dentro de nosotros, como si fuera a agradecerme a mi mismo de haber hacho este contacto.
Siento mi cuerpo, muevo los pies, las manos…intentamos regresar.
Así como se sienten ustedes, así me sentí la primera vez que encontré un guía, ………
Meditación realizada por Bernard Rouch, a propósito de la Conferencia “LOS GUIAS”, realizada en Bordils (Girona) el 07/03/2013
Meditación para convivir con las emociones fuertes
Las emociones son indicadores de nuestra vida interior, de los anhelos y necesidades del alma. ¿Cómo reconocer las
emociones y sobretodo cómo convivir con ellas sin dañarse o dañar a los demás?
Normalmente tenemos tres maneras de tratar con las emociones: callar y tragarlas (reprimirlas), huirlas o convertirlas
en actos. Y eso con un fuerte sentimiento de culpabilidad y sufrimiento. El sufrimiento proviene de la dificultad de no
poder tomar consciencia, sentir, expresar, vivir, aceptar y dejar ir las emociones.
Os invito a seguir otro camino: el de no reprimir y no pasar al acto pero en lugar de comunicar intensamente con lo que ocurre dentro de uno mismo y seguir la emoción segundo tras segundo, no de manera mental sino de manera vivencial, a través del cuerpo y de la imaginación.
Se trata aquí de tener la capacidad de comunicarse totalmente con las emociones desde el primer segundo hasta su disolución.
Así toda la energía de la emoción estará captada a nuestra atención y a nuestro servicio en vez de ser devuelta sobre el otro o reprimida.
Cuando seguimos ese camino, nos damos cuento de algo maravilloso: una emoción «pasa». Surge de un espacio y después de un periplo a través de los siete niveles del cuerpo, se libera de nuevo en el espacio.
¿Cómo reconocer las emociones?
En todo, tenemos únicamente cincos emociones y una cantidad de derivados llamados sentimientos (por ejemplo la ira como emoción y la cólera, rabia, frustración, disgusto como sentimientos derivados de la ira).
Cada emoción, para discriminarla, es relacionada a una pregunta permitiendo así de identificarla y vinculada a un compañero de viaje o mediador de emoción y su frase clave pacificadora.
- Miedo y protección: ¿Algo me amenaza? ¿Necesito protección? «Tengo confianza en mí mismo, existo, afirmo mi identidad».
- Tristeza y dejar ir: ¿Qué he perdido? ¿Hay algo que tengo que dejar ir, que hacer el duelo? «Todo es transitorio, acepto de fluir con el cambio, de dejar ir».
- Ira y perdón: ¿Algo no me conviene? «Pongo límites, me llegan las cosas sin destruirme, digo las cosas con amor y respecto».
- Alegría e inocencia: ¿Tengo algo más en mi vida? «Me siento acompañado, sostenido, confiando y vulnerable: tengo fe».
- Serenidad y compasión: Estoy tranquilo, satisfecho, bendito. «Mi humanidad empieza aquí e ahora, estoy lleno de amor y soy capaz de indulgencia e empatía».
¿Por qué sufrimos?
A menudo, las emociones se manifiestan en el tercer chakra (entre el ombligo y el plexo solar) llamado también Manipura. Las molestias corporales nos indican los bloqueos y como las emociones como la ira, la tristeza, el miedo y también el miedo al fracaso y a la muerte buscan a expresarse. Es tambien el lugar donde experimentamos la ansiedad y donde nuestro espíritu se siente agobiado, alienado, aislado.
Es extraño porque el nombre sánscrito del tercer chakra significa “Gema Brillante” “Joya Lustrosa o “Palacio de las joyas” pues en la antigua tradición india las emociones eran consideradas como joyas, lo que da sabor a la vida. De este punto de vista, las emociones son algo de muy precioso y valeroso que no nos dañen o hacen sufrir cuando las vemos como joyas que permiten crecer, guardar nuestra chispa, nuestro entusiasmo, nuestra voluntad y nuestros deseos.
El sufrimiento viene normalmente del hecho que las emociones no fluyen en el cuerpo, estancadas en una zona del cuerpo, y lo priva de su energía vital.
¿Cómo acompañar una fuerte emoción y liberarla?
Os convivo a un proceso en cinco fases a través de una meditación muy sencilla pero muy eficaz proviniendo de la tradición Egipcio-Esenia. Esta meditación proviene en gran parte de la enseñanza de Bernard Rouch y de algunos otros maestros de esa tradición.
En primero tenemos tomar consciencia y sentir la emoción.
Si no podemos reconocer y sentir una emoción, no podemos pasar página.Con ese ánimo, tenemos que acogernos como somos en el aquí y ahora, o sea con indulgencia. Pues, tocamos con la mano izquierda la zona del cuerpo que sentimos un dolor corporal o una molestia para despertar la emoción que se quedó atascada, para tomar contacto con ella.
La idea es de acoger esa emoción fuerte, sin negarla, sin criticarla o juzgarla. Sin temerla, sin miedo.
Comprendemos que esa emoción hace parte de nosotros. No es una enemiga, más bien una aliada. Si la acogemos, podremos perdonar. Perdonar a los demás y aun más importante, perdonarse a sí mismo – el perdón que nos cuesta más dar y aceptar.
Respiramos profundamente. Respiramos profundamente y nos ponemos en contacto con el cuerpo, con el dolor, con la o las emociones y con todo lo que puede surgir.
Cuando entramos en contacto con las emociones, a través del dolor o de la molestia corporal, podemos llevarla suevamente, con la respiración y un suave masaje, hacia el tercer chakra. A menudo podemos notar un pinchazo en el epigastrio (boca del estómago), es normal. Es un nudo que indica un apego al pasado. Significa también que nos cuesta de aceptar la emoción, de aceptar que la vida se mueve constantemente, que la vida cambia, de que todo lo que queremos con el corazón, pues quizás mañana ya no estarán. Es la resistencia a la muerte de los demás, a las separaciones. No queremos que sea así, pero así es.
Es la aceptación quien abre el nudo del epigastrio.
Con indulgencia continuamos el movimiento ascendente, mantenemos siempre el movimiento, y llevamos la emoción hacia el exterior, para liberarla. Lo importante es moverla, porqué es cuando se fija una emoción en una zona del cuerpo, se cristaliza, daña, se aferra a una herida y sufrimos.
Puedo, por ejemplo sentir un dolor en la zona del hígado y tocar la ira. La ira contra alguien porqué aun no comprendemos que no es contra esa persona, sino con uno mismo que estamos enojado.
En ese momento podemos sentir que la carga que tenemos dentro de nosotros llega al corazón, nos da un pinchazo, pero es importante tomar el tiempo para reconocer que lo que ocurro en el pasado aun duele, hace sufrir.
No es nada de mental, al contrario, vamos a sentir de vez en cuando vibraciones en el cuerpo. Esas vibraciones indican que se despega de una carga tremendamente fuerte y vieja. Entonces, podemos ofrecer esa emoción al corazón.
Con la mano derecha cubrimos el corazón con fin de poner esa emoción en contacto con el cuarto chakra.
La llevamos hasta la dimensión del amor y hasta podemos sentir amor por ella.
Respiramos profundamente e intentamos visualizar que tenemos una linda copa de cristal en el corazón que se está llenado con agua pura, es decir, con de toda la carga que tenemos.
Luego llena todo el corazón que la acoge con amor.
Aquí la mente no tiene lugar, se trabaja únicamente con la imaginación y el corazón. La mente en estas ocasiones es
un verdugo que despierta constantemente la emoción, para mantenerla viva, para mantener el sentimiento de injusticia vivo y, de paso, nos hace daño. Por eso, es importante desconectarse de la mente y ponerse en el corazón.
«Para perdonar, perdonar a los otros, a los demás, y sobretodo perdonarme a mi mismo… me puedo repetir, indica Rouch: “me quiero a mi mismo, me quiero”». (B.Rouch)
A continuación, dejamos que el cuerpo pueda moverse libremente. Poco a poco sentimos que estas emociones se están equilibrando, del tercer al cuarto chakra.
«Siento todo un trabajo a nivel del corazón… intento perdonar, perdonar…». (B.Rouch)
Colocamos la mano izquierda (la que recibe) sobre el corazón y ponemos la mano derecha (la que da) sobre la garganta.
«Una gran inspiración… y dejo que la mano izquierda vaya sobre el corazón y la derecha sobre la garganta… intento expresar todo lo que me quedó sobre el corazón, como si yo le pudiera decir a la persona que me ha herido todo lo que tengo todavía sobre el corazón, entonces la imagino que está ahí, delante de mí mismo… y cuando estoy listo lo voy a poder decir con el sonido, con la OM… intento decir todo lo que quisiera decir con el sonido… OM… respiro profundamente… para sacar todo lo que queda de esta emoción, respirando fuerte… intento ver como estoy de bien después de haber sacado esto… eso es, respiro fuerte… respiro fuerte todavía… y con las manos me curo a mí mismo, me quiero, para sanar mis heridas, me quiero…. dejo que mi cuerpo se mueva». (B.Rouch)
La apertura y la comunicación componen la segunda fase. Aquí hablamos de abertura de mente tal como de abertura real del cuerpo. Ser atento a lo que ocurre en el cuerpo, a la imágenes que surgen sin querer controlar, sin querer comprender. Nada más escuchar y notar los sentimos, mirar lo que hacemos, lo que hace la otra persona, escuchar sus palabras, las emociones mutuales con gran respecto. Escuchamos dentro de uno mismo y al alrededor. Nos damos esa oportunidad de descubrir nuevos esquemas de pensamientos, otras formas de actuar que abren sobre otras posibilidades de sanar.
Es de lo más importante de comunicar verbalmente lo que sentimos para poder perdonar.Es decir, expresar a alta voz, con respecto y palabras justas, lo ocurrido y así romper los secretos, desvelar los fantasmas, con transparencia, sin temer hacer daño, sin miedo. La finalidad es de sacar físicamente la emoción del cuerpo.
La etimología latina del concepto «emoción» nos lleva a ex motion, que significa movimiento hacia fuera. Pues la emoción es un invitado en nuestro templo sagrado. Tiene meta de transmitir un mensaje pues de salir del cuerpo y continuar su periplo. Quedarse seria una invasión.
Para ayudarnos, podemos hacer un sonido OM (AUM) o cantar el HU (YIOU) la lengua tocando el paladar, con fin de expresara esa fuerza o carga interior que tenemos.
El tercer paso de ese proceso hacia la sanación es el «dejar ir». Quiere decir que ya no me aferro a viejos esquemas. Me dejo llevar por el corriente de la novedad y tengo fe en que la vida me aportara a cada momento lo mejor que me puede suceder. El dejar ir, no es un dejar hacer. Es una toma de decisión de constatar y aceptar todo los posibles con discernimiento y vigilancia.
Después del consciencia, de la abertura y del dejar ir, viene la cuarta fase: la aceptación. Aceptar no quiere decir estar en acuerdo con lo que ocurrió. Aceptar significa aceptar de tener algo que constatar o comprender a través de esta emoción. No en mi mente pero en mi corazón, lo que es muy diferente. Nos podemos preguntar,
« ¿Qué es lo que aprendí de esta emoción? ¿ Qué enseñanza pude aprender de esta situación?… y agradezco, agradezco por todo lo que aprendí, agradezco la situación… una gran inspiración y pongo las dos manos sobre el corazón, y cada vez que vaya a tener una emoción fuerte, me acordaré de las dos manos sobre el corazón y de esa experiencia para ir adelante… una gran inspiración, eso es… lentamente intento mover los pies, el resto de mi cuerpo… las piernas, los brazos, las manos… los hombros, la cabeza… las caderas… y los ojos que se van a abrir… voy a tomar el tiempo para regresar bien, lentamente, despacio». (B.Rouch)
No puedo cambiar nada que no haya aceptado en primero. Todo lo que no acepto volverá a repetirse. En mi corazón acepto todo lo que vivido. El Amor es lo que sana. Entonces, la quinta fase es la acción es decir el compromiso con uno mismo de amarse.
La enseñanza de esta meditación es que el sufrimiento está vinculado con el apego que tenemos a nuestras emociones.
Cuanto más nos aferramos a viejas heridas, más sufrimiento tenemos. La vida es movimiento. Para acoger esos cambios constantes en nuestra vida necesitamos ser más indulgente, tiernos, acogedores, comprensivos, enamorados con nosotros mismos. Actuar, es también tener fe. Confiar que podemos ir adelante con los golpes, pero también podemos ir adelante con la dulzura y sobretodo el perdón con nosotros mismos, porqué cuando uno más resiste a la realidad del cambio, mas se aferra al pasado, más las emociones se mantienen y se cristalizan en el cuerpo cortándolo de una parte de energía vital…
Las emociones son aliadas pues son avisos, manifestaciones del alma de un conflicto del cual no llegamos a destacarnos, no llegamos a olvidar. Cuando una emoción es tan fuerte que trae sufrimiento es que pone un mecanismo que toca una herida profunda. Ese mecanismo sirve a recordarnos que es ahí que tenemos que trabajar e inconscientemente vamos a encontrar las ocasiones, y las personas que van a despertar esta herida, para revivirla hasta que llegamos a olvidarla, a perdonarla, y a perdonados a nosotros mismos.
Cortarse las emociones fuertes es un mecanismo de adaptación vinculado con la sobrevivencia. Entonces el 1º y el 3ºchakra se cierran, haciendo nudos y cortando al mismo tiempo la energía al corazón que se queja. Salvo miedo, ansiedad y angustia ya no sentimos nada, ni el dolor ni el placentero.
Cuando cerramos el primer chakra sentimos que ya nada importa más de lo que la otra persona puede decir por qué «Yo tengo miedo, por qué lo que me dices me lleva demasiado lejos. Prefiero quedarme en mis propias ilusiones, mi propia casa, con mis verdades. Quizá no son verdades absolutas pero son las mías, y ahí me siento yo mismo. Te vas a encerrar en tu casa y vas a cerrar la puerta.» (B.Rouch)
Deshacer ese nudo (que se llama la puerta de casa o Brahmâ Granthi) implica atreverse a abrir la puerta y ver lo que hay fuera. Quizás es bueno quizás no… no se sabe porque uno no tiene el control. ¿Por qué es tan fácil vivir con el nudo cerrado? Porqué nos quedamos en nuestros patrones y la vida…se queda en ilusiones y sueño.
Desgraciadamente, vivir con ese chakra cerrado demasiado tiempo implica que toda la energía del Kundalini que podría subir, que viene de la tierra, que pasa por las piernas, se quedara bloqueada a este nivel. Y las únicas emociones que vamos entonces vivir son las emociones tierra y agua (miedos básicos pero también inconscientes como la ansiedad y los ataques de pánico), y las demás emociones no. ¿Por qué? Porqué está bien cerrado, y toda la energía se queda en el primer chakra y crear problemas físicos con el tiempo: bloqueos en las caderas, piernas, ovarios, próstata…
Cuando cerramos el tercer chakra por un nudo en el epigastrio (en la boca del estómago) significa que no aceptamos que la vida cambia. Ese nudo indica nuestra resistencia al cambio. Sin embargo, decidir salir de casa implica aprender e aceptar que todo cambia puesto que la única cosa que no cambia es el cambio.
Este nudo (llamado Vishnu Granthi) ocurre habitualmente cuando tenemos demasiado apegado a las cosas, a como estaban, al pasado, y no llegamos a comprender que la vida es movimiento y que el pasado, es pasado. O sea que tenemos que dejarlo ir. Todo es movimiento en la vida y tenemos que aprender a seguirlo porqué no hay modo…la vida es así. El apego trae en su estila una sensación de bloqueo, de presión, de pinchazo agudo, de angustia, mareos y también nauseas.
Publicado el 02/10/2014 por Ana Annick Martinez, basado en las enseñanzas y Meditación para convivir con las emociones fuertes de BERNARD ROUCH.
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